Clase alta, clase baja y clase media.
Una división sencilla
en la que las sociedades basan su cohesión y su estabilidad con arreglo a
cánones histórico con los que se le trata de dar un carácter de natural. Entre
ellas pudiera ser, que un conflicto social al que llaman lucha de clases esté
latente. No importa.
Procurando la convivencia
de las tres, se consigue en gran medida una melosa paz social. En ese procurar
se trata de conservar una clase media solvente y orgullosa de sí misma y de que
puede sacar la cabeza fuera del agua y saber alimentar a una oscura burocracia
discretamente infiltrada en la sociedad que actúa como adormecedora.
Todo un teatro en el
que cada cual interpreta su papel.
Antes se pensaba que
el pueblo era aquella parte social que estaba subyugada al poder y que luchaba
con su fuerza contra su fuerza hasta llegar a tomar el poder. Luego fue el
poder quien de manera indiscutible argumentó que representaba al pueblo.
Hoy el pueblo no
existe: existe el poder y quienes viven del poder.
El poder es el del
pueblo y es el pueblo quien lucha contra el poder.
En un trabajo titulado
Crisis total, realizado a finales de
2008, dejé escrito un acercamiento sobre cómo se reparte el poder político y
económico en esta última etapa histórica que he vivido y en el entorno
económico que conozco.
Si pretendemos diseccionar el poder
político de estas sociedades en las que vivimos y a las que hemos dado en
llamar democráticas porque se legitiman desde elecciones universales, si
analizamos sus prácticas y sus decisiones en la medida en la que benefician a
unos y otros, mal que nos pese, debemos hacer este estudio de la realidad
social, quizás, desde un punto de vista poco académico: en función de los
intereses individuales, del aprovechamiento económico que hacen los ciudadanos
de la legalidad existente y de las decisiones que promueve el poder. Si
tratáramos de hacerlo desde el análisis de los intereses colectivos,
perderíamos el tiempo.
Los bloques en los que podemos dividir
las sociedades actuales y que son los que determinan las tres clases sociales
existentes son:
1ª Quienes tienen el poder.
No
se les conoce.
Casi
nadie sabe con seguridad quienes son los que tienen el poder real en el
sistema, A veces parece ser unos y luego resulta que son otros y casi siempre
ocurre que son los que menos te esperabas. Pero quienes ejercen el poder
existen y existen relucientes como las estrellas en el firmamento aunque a casi
ninguna de ellas identificamos, y como ellas, juntos, tienen una fuerza piramidal absoluta aunque quede oculta tras
los nubarrones.
El
poder hace y deshace a su antojo sin que haya límites establecidos, y si
existen esos límites y alguien los reclama,
los pueden saltar con nuevos reglamentos que los anulen, los excepcionen
o los permitan... o si es necesario: con solemnes declaraciones que aclaren los
equívocos... o manteniendo en secreto sus hazañas.
En
todo caso el poder puede cambiar los límites establecidos.
Los
poderosos brotan y rebrotan en las elecciones, pero no son unas elecciones
abiertas y para ejercer su poder han sido elegidos por unos partidos y
partidarios juramentados en no tocar ni un solo pelo del sistema del que emana
todo su poder absoluto.
Entre
quienes tienen el poder existe un llamado reparto de papeles donde no quedó
nada escrito que desparramados en lagunas estancas flotan al nivel que
corresponde a cada cual y que se establece tácitamente sin apenas mediar
palabra.
Entre unos y otros se mantiene un equilibrio
entre: lo que el de arriba debe al de abajo y lo que depende quien está abajo
del que está arriba... siempre desde la idea básica de que donde hay patrón no
manda marinero.
2 ª Quienes viven
del poder.
Son
legión y nadie se reconoce entre ellos.
Se
disimulan abusando a veces del derecho de crítica.
Se
pasan la vida llorando y preguntando al aire por lo suyo.
Aunque
sin lugar a dudas es un arte, han de trabajar duramente en la ceremonia y el
aspaviento que han de hacer para que el poder que ellos mantienen, se mantenga.
De las migajas del poder se alimentan frugalmente, incluso cuando también sus
frutos llegan a ser su único medio de vida. Y se alimentan de un suero viscoso
que llevan a la boca con dos manos sin importarles quién tienen al lado.
Viven
callados, silentes, como avergonzados, haciéndose los inocentes mientras sus
falsas verdades, sus dogmas se cuelan en la sicología del sistema. Están
siempre alerta y sigilosos, atentos a la defensa de su amo y señor.
Si
en unos momentos concretos, hay entre ellos quien está en contra de lo que
representa el poder presente, lo está en apariencia porque igualmente sostiene
al poder para que no caiga y cuando el poder pase a manos de los suyos esté en
perfecto ejercicio.
3ª
Quienes están al margen del poder.
Estos
son los que están pagando el pato durante toda su vida.
Si
hablan no se les oye si se les oye no se les escucha.
Se
han de buscar la vida por su cuenta sin que ningún poder se preocupe por su
fortuna. No reivindican derechos ni aseguran su futuro. No hay convenio que
limite su horario ni siente los mínimos de su salario. No les queda otro remedio
que seguir haciendo su servicio a la actividad porque si paran no solamente
paran la actividad que realizan sino que también detienen la suya propia y eso
representa su ruina. Tampoco hay protección oficial que les llegue a amparar
jamás. Su bolsa vacía es el recurso más socorrido para arrancar el dinero con
el que pagar las costas.
No
hay ayuda ni subvención que les llegue.
Ni
siquiera sus hijos si son buenos estudiantes se pueden beneficiar de una beca
porque sus ingresos, ya sean tan altos y o tan bajos que ni siquiera los
declaran, se lo impiden con arreglo a los reglamentos, por tanto, sus hijos,
por culpa de sus padres, han de vivir con menos derechos que el resto de los
hijos.
Este
segmento social personalmente ya no hace preguntas porque sabe que no recibirán
como respuesta más que mentiras.
Solamente
trabaja cuando puede, cuando se lo busca.
Como
no tienen ni portavoces ni altavoces pagados por el común, son los más
criticados y atacados por el sistema y no protestan porque saben que no les vale
de nada.
Esta
es la realidad política en la que se dividen las sociedades actuales con un
corte transversal totalmente interclasista.
Que
nadie se llame a engaño:
Hoy
ya no existe la división en clases que se definió en el siglo XIX cuando
incluso a nuestros abuelos les llevaba a las revoluciones y a las guerras... y
desde esta división se ha alcanzado todo tipo de dictaduras en anteriores
décadas.
Una
división horizontal aquella, que no era humana ni razonable socialmente, en la
que de alguna manera todos se conformaban con su suerte y como una
determinación del destino. Una división que tampoco afectaba a toda la
población pero en la que pudiera ser que cada cual sabía en qué nivel se encontraba y era difícil pasar de uno a
otro y mucho menos hacia arriba.
Ahora
con esta nueva división en torno al poder y su beneficio económico particular
que entiende legítimo cada elector en el ejercicio de su poder, a la misma
dictadura le llaman revolución democrática o estado de derecho.
Dictadura
de la minoría mayoritaria.
Los
ciudadanos no saben qué hacer ante esta situación de CRISIS TOTAL que nos
invade y conocen y que por las nuevas circunstancias que ha traído ya no saben
concretar en qué escalón de la división horizontal están a cada momento que
pasa. Tampoco saben esquematizar qué les corresponde en función de esa posición
que ocupan. Todos han perdido el norte y la estrella polar que seguían parece
haberse convertido en su estrella de la mala suerte.
Casi
todos piensan que está fuera de la órbita en la que se siente el calor del
poder y que los que se alimentan calientes son otros. A pesar de todo, todos
sostienen al poder puesto que piensan que cuando estén los suyos, entonces
serán ellos los que vivan del poder.
Vivimos
tiempos en los que cualquier salida puede ser buena, incluso aquella en la que
nunca se hubiera pensado y esta estructura de poder en la que todo el mundo
trabajaba sin saber en qué ni para qué y que ahora está quedando totalmente
desubicada, Creo que se puede modificar sustancialmente si desde la base social
nos concienciamos con una nueva concepción del TRABAJO.