Al parecer todo lo expuesto en los capítulos anteriores
se cae por su propio peso porque en su argumentación no se tienen en cuenta dos
elementos esenciales, hasta el momento ni siquiera se han nombrado, y que la
inteligencia del sistema les ofrece la mayor importancia.
* El Producto interior bruto y el crecimiento exigible
de su total, que dicen garantiza que se cree y genere riqueza y puestos de
trabajo. Un P.I.B. del que los expertos economista dirán que se derrumbaría en
el intento que se plantea y que arrastraría consigo el bienestar social.
* La exportación de bienes y servicios y la elemental y
necesaria competitividad para en consecuencia vender al exterior los productos con
los que equilibrar la balanza de pagos, y produciendo brutamente, no tener
necesidad de importar lo producido en otros lugares.
Para soportar las ideas que se plasman en esta obra en
sus aspectos económicos, que en principio creo que no son lo más importante de
esta opción vital para las personas, serían precisas otras que trataran sobre
la cuestión y explicaran los puntales requeridos. En esta esbozaré algunas refutaciones
para que quien quiera profundizar que profundice.
El P.I.B.
Este es el dato básico para entender y relacionar de
manera sencilla la realidad de cualquier organización económica a pequeña o
gran escala. Es el total que cualquier economía de una población es capaz de
facturar en un periodo concreto y generalmente se refiere a un año.
En
este montante general se incluyen la suma de todas las actividades económicas, una
parte importante de ellas inútiles socialmente.
Es tan importante este dato que en realidad no
calibra: el bienestar y la satisfacción social de la sociedad que produce y
consume.
Aunque existen muchos interrogantes de cómo se calcula
este dato, es sabido que contiene muchos aspectos de ineficiencia del sistema que
no se debieran incluir y que sin embargo incluyen su valor en positivo. Sería
preciso racionalizar este total, que generalmente es un objetivo al alza y
procurar sus partidas con otra estructura y otro equilibrio.
Todo se calcula y se objetiva en el sistema en relación
a este índice:
·
El crecimiento.
Que siempre se dice sostenido.
Para el sistema todo depende del crecimiento económico
al infinito, aunque se sabe que es imposible y que la realidad es que: en bien
de la humanidad, tiene que ha de bajar una proporción muy importante.
·
El endeudamiento:
El índice de deuda con relación al P.I.B marca unos
límites de hasta dónde puede adquirir créditos el común y gastar más que lo que
ingresa si las circunstancias o los ajustes lo determinan. Este índice es muy
elástico según para quien se endeuda y de que quien tiene la capacidad de
emitir moneda que luego lo soluciona a cuenta de devaluarla.
Los derechos de los acreedores son anteriores a todos
los demás.
·
El déficit de los
gastos del Estado:
Diferencia entre ingresos y gastos públicos.
Proveer los ingresos en función el coste de las
necesidades o velar por gastar menos de lo
que se ingresa y cuando por las circunstancias que fueran se gastara más de lo
que hay, determinar hasta qué límites.
Cubrir unos derechos y/o necesidades sociales o
guardar otros.
Pero lo importante de este P.I.B. no se comenta ni
especifica:
·
La participación
de la fuerza del trabajo que en definitiva es la herramienta que producen el
resto de las facturas y que sin ella las otras producciones no son posibles y
el P.I.B. resultaría ser igual a cero.
·
La participación
del Estado en el total del producto interior y que lo administra principalmente
para mantener un sistema basado en su propia pervivencia y en el trabajo que
esclaviza a quien trabaja.
·
La participación
de las rentas de capital e inmobiliarias a cuyos intereses están subordinadas
todas las estrategias de las inteligencias financieras y que son las que penetran
en el discernimiento económico.
·
La parte de esta
factura que es innecesaria, que solamente sirve para el mantenimiento de otras
rentas y otros intereses que no son los sociales y que supone una carga para la
población.
·
Las partes de
este P.I.B. que quedan o quedarán abandonadas, que en su momento fueron
contabilizadas. Inversiones que se hicieron pensando que serían aprovechadas
para las generaciones posteriores de las que sin embargo no sabíamos que es lo
que iban a necesitar.
Las
importaciones y las exportaciones.
Vivimos en un mercado global en el que se puede
comprar lo que se quiera, donde se quiera, sin límites de ninguna clase. Esta
virtualidad es un síntoma del progreso económico de las últimas décadas.
Esos dicen los modernos.
Se ponen en el centro de la discusión estos flujos de
productos en un espacio concreto, en aras de un mundo abierto en el que existe
una libertad selectiva de tránsito de las personas pero que sin embargo hay una
suelta plena para los bienes y bienes y servicios. Estos dos aspectos
económicos son la base sobre las que se soportan los argumentos para bajar el
valor del trabajo en beneficio de una hipotética competitividad.
Si hacemos un pequeño cuadro de lo que suponen estos
aspectos en la contabilidad nacional y la trascendencia que tienen socialmente,
veremos que es una gran mentira soportada en otras tantas falsedades que se
muestran con una lente de un solo foco.
Datos Instituto Nacional de estadística provisionales
año 2012.
Producto interior bruto a precio de mercado... 1.063.000.000.-
Total de importaciones de bienes y servicios... 330.251.000.-
Total de exportaciones de bienes y servicios... 321.819.000.-
Estos son los datos que generalmente se ofrecen y sobre los cuales se reflexiona y planifica para convencer a la población de que hay que trabajar más por menos para abrir definitivamente nuestros productos al mercado exterior. Dentro del sistema, los sabios que dictaminan sobre la realidad, cuando hay más exportaciones que importaciones dicen que las cosas van bien y por el contrario las cosas van mal.
Estos datos significativamente en bruto nunca se trasladan al papel para su reflexión y análisis de la siguiente manera:
· Importaciones de bienes que no se tienen entre los recursos propios y que hay que demandar mientras no haya alternativas.
· Exportación de recursos que se tienen de manera natural y con experiencia adquirida durante años a los apenas afecta la competencia.
· Margen de ahorro de los productos que se compran fuera y se pudieran producir en el interior con un poco de desarrollo productivo.
- Condiciones laborales esclavistas.
- Escaso salario personal y ningún salario social.
- Horas de trabajo limitadas por la perpetuidad.
- Legislación laboral propia del siglo XIX.
- Relación: tiempo, salario y productividad que resulta siniestra.
Acarrean personas y enmascaran la realidad cambiando de nombre:
- Inmigración: llegan tratando de encontrar un puesto de trabajo.
- Emigración: van a otros lugares en los que poder trabajar.
Los ciclos económicos, atalaya desde las que directamente se regula el poder de la fuerza del trabajo y cuyas escalas ponen límites a su valor, durante unos periodos convierten a las economía en receptores de mano de obra y en otros en lo que se da la vuelta a la situación desecha una parte de esa fuerza de trabajo y conmina a los jóvenes a salir fuera a buscar trabajo. En estos tiempos se vuelve a utilizar una nueva mezcla de estas dos visiones de la economía: exportar e importar mano de obra. Para evitar males mayores, las voces de sistema se dedican a animar el trasiego forzoso de personas de un lugar a otros escapando de la miseria y buscando trabajo como si se tratara de una aventura que merece la pena vivir. Al parecer la humanidad le tiene tanto miedo al hambre que siempre busca la subsistencia por el camino más difícil.
Pronto volveremos a hacer canciones a las gentes que buscando el pan se fueron y soñaremos con que un día volverán a su tierra.
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