Estas páginas no gustarán, a la mayor parte de las inteligencias
y creencias que dirigen las conciencias y el pensamiento, si lo tienen, de las
gentes que pueblan la sociedad en estos tiempos en lo que más que vivir
agonizamos.
No importa.
Es más que probable que tampoco las lean porque saben bien
que no soy de los suyos y esa circunstancia la tendrán en cuenta.
Ninguna de las ideas que voy sembrando en cada uno de los
capítulos, van a encontrar alguna coincidencia con aquellas ideas que están tan
claras en todas las mentes de los defensores del sistema independientemente de
cual sea su posición ideológica:
* Ni en la derecha ni en la
izquierda.
Partidos políticos que se sientan en los mismos escaños del
mismo sistema y que en lo esencial están de acuerdo y que en estas páginas
encontrarán un absoluto rechazo a todo su entramado.
* Ni entre los progresistas ni
conservadores.
Sus voceros hablan del crecimiento y de la productividad
como los graves problemas que tienen que solventar las economías en la
actualidad. Sin embargo, en estas páginas leerán que debieran preguntarse por
los verdaderos problemas políticos y sociales que están determinando el devenir
de la economía como se pretende contestar aquí.
* Ni valdrá ninguna de las ideas a
los sindicatos empresariales.
Organizaciones que aúnan sus esfuerzos en reducir sus
costes laborales, de quitar valor al trabajo, y que admiten y procuran que en
el mercado del haya oferta de mano de obra en cantidad y se cotice barata, y
que para quienes tiene necesidad de trabajar, las muchas horas que ha de poner en
venta quien carezcan de valor y de importancia.
Y tampoco en otro caso llegarán al cuestionarse en
beneficio de quienes poblamos el planeta qué es la sobreproducción y el reparto
de lo producido.
* Ni valdrá esta propuesta a las
centrales sindicales de clase o de oficio. Unas que dicen defender los derechos
económicos de una clase trabajadora. Una clase con la que ya casi nadie se
identifica porque ya casi nadie sabe a qué clase pertenece y si no pertenece a la
clase marginal que ha creado la situación absurda en que se ha convertido la
lucha de clases. Peor todavía si tienen que hacer valer su oficio y profesión
porque no son capaces de tener otra.
* Ni encontrarán alivio alguno en
ninguna línea de estas páginas los empresarios que dicen que han de anteponer
la cuenta de resultados, sin que casi ninguno de ellos llegue siquiera a entender
muy bien cada una de las partidas que lo componen y que si acaso para justificarlas dan relevancia
al total de personas que trabajan. Seguro que tampoco se aliviarán de su
tarea los sindicalistas que se dedican a defender los derechos de quienes tienen
trabajo, muchas veces a costa de su derecho al trabajo y del derecho al trabajo
de los demás.
* Ni les gustará las reflexiones que
aquí se hacen a quienes defienden a las personas, familias y castas, que viven
rodeados de las más deleznables de las riquezas, porque piensan que lo que
tienen es su propiedad y su derecho, y que de su propiedad y derecho han de
disponer como mejor les apetezca. Pero estoy seguro que tampoco encontrarán
alegría quienes tienen siempre entre ceja y ceja a los que tienen dinero, a los
ricos, dicen, y piensan que con el dinero lo tienen todo, porque creen que el
dinero lo puede todo, más que nada porque ellos no lo tienen y lo quieren tener.
* Ni nada de lo que digo le va a parecer
bien a los que hacen de su vida un ahorro metódico para tener y tener más de lo
que pueden disponer. A todas aquellas gentes que así educan a su descendencia para
que sea más que los demás y ni siquiera a quienes quieren vivir su vida gastando
hasta lo doradico de su tarjeta de crédito.
* Y mucho menos les va a gustar a
todos los que dicen que se encuentran en medio de todos ellos, que no son ni de
los unos ni de los otros. A todos los que dicen que están en el centro tampoco
les va a gustar lo que están leyendo. Son imposibles de agradar esas gentes que
conforman su opinión con lo que creen mejor de los unos y de los otros… porque
son más ecuánimes y razonables que nadie. A estas gentes, leer estas páginas
les puede hacer perder su equilibro.
Vaya… quede aquí: que si no, no le va a gustar a casi
nadie.
Pero a otras inteligencias y creencias, les darán qué
pensar.
Porque a pesar de todo lo anterior espero que después de
leer las páginas que siguen en esta reflexión, muchas personas se vean ante la
realidad que ha llegado a crear tanto trabajo obligado y a lo tonto durante
siglos y sepan poner en la balanza de sus reflexiones tanto esfuerzo hecho con
la pasión de quien no lo hace, y lleguen a la conclusión de que el trabajo casi
todo lo que tiene es malo, y que las virtudes que se le adjudica al hecho de
trabajar sobre todo en los últimos siglos y sobre su capacidad de dignificar y
realizar la vida de las personas, son las virtudes de quienes han de vender una
parte de sus vidas a quien les paga algo más que lo que cuesta su comida.
Han de entender cuando concluyan de leer estas cuatro ideas, que el mundo moderno no
tiene necesidad de que nadie venda: ni su vida, ni su cuerpo, ni su
inteligencia a alguien que tenga dinero para pagarla.
Por la convicción que tengo, a pesar de todo, espero que
estas personas que pudieran leer y pudieran pararse a pensar en lo que he
escrito, se conciencien de esta realidad que llena de desigualdad e injusticia la Tierra , esta tierra, y que queden
convencidos. Y luego. se presenten frente a la sociedad, se pongan al frente
del resto de las gentes que les acompañan, y emprendan una campaña para inducir
a los jóvenes a bajar los brazos y no hacer nada, que tenga como consecuencia que
los que fuimos jóvenes antes que ellos podamos tener garantizado en el futuro
nuestro medio de vida sobre sus espaldas y sobre su resignación con derecho a
que nadie nos lo objete y sin posibilidad de enmienda por su parte.
Si es así, habré sembrado este trabajo en tierra buena.
Tenemos que aprender a repartir el trabajo que tenemos.
Socialmente es necesario para tejer una sociedad compleja y
plural con arreglo a las necesidades humanas, si todas las personas, todas, en
función de nuestras capacidades individuales trabajáramos para vivir y tener
cubiertas nuestras necesidades.
Con la mitad de lo que se trabaja la humanidad en la
actualidad: bastaría para vivir y además: sobretodo, para tener cada persona
más tiempo y más vida digna para poder obtener otro tipo de alimentos.
Estas sociedades modernas en las que los medios de
producción nos facilitan las tareas y los medios de comunicación nos facilitan
las relaciones personales han hecho posible que las personas podamos tener
mucho más tiempo libre, más tiempo de ocio que lo podamos utilizar para hacer
lo que queramos incluso en aquellas actividades que no sean de provecho para
nadie.
Las personas necesitamos de nuestro tiempo que es efímero y
minuto que pasa no vuelve pero necesitamos de nuestro tiempo para tratar de ser
cada una de nosotras: nosotras mismas. Creo que esa ha de ser la prioridad de
cada vida, más que la obligación absoluta que nos ha marcado la filosofía del
trabajo de la civilización en la que vivimos que nos lleva a entregar al
trabajo las mejores horas de nuestras vidas, aquellas horas en las que además
hemos de estar descansadas para que sean más productivas.
Es necesario visualizar que los ricos no son ricos por
tener más dinero, sino por tener más tiempo libre, más espacios de ocio en los
que poder disponer de sus vidas a su antojo y sin estar pensando en el jornal
que se está perdiendo por no estar trabajando.
Su trabajo ya lo hacen otros.
Esta es la prerrogativa de la que han disfrutado siempre los
ricos.
Hay que entender dentro de ciertos límites, que el tiempo
sereno y natural del que pueden disfrutar las personas, no se vea de ninguna de
las maneras angustiado por la ausencia de trabajo y que esa falta de trabajo no
sea la ventaja de quienes han visto la manera de hacer trabajar al resto, sino
un derecho equitativamente repartido entre todas las personas que pueblan la
tierra.
Porque en realidad más importante que el dinero es el
tiempo.
El tiempo de cada vida que es corta y finita.
Es el valor que tiene mayor precio es el tiempo de nuestra
vida.
Me pregunto: siendo conscientes de que deberíamos trabajar todxs, pero mucho menos... y de qué muchos se opondrán a esto, pues prefieren seguir disfrutando del tiempo que toman de los demás, ¿qué podemos empezar a hacer para cambiar? Ojalá quien leyera este blog y tuviera una idea al respecto la compartiera!
ResponderEliminarPrimero es mejor poder argumentar debidamente porqué hemos de trabajar mucho meno, en unos tiemmpos en los que nos dicen que hemos de trabajar mucho más y por mucho menos
ResponderEliminarNo podría estar más de acuerdo.
ResponderEliminarResulta más ridículo si cabe haber pasado por una revolución industrial y otra tecnológica, y que sigamos trabajando igual o más que entonces. ¡No hace ninguna falta!
Precisamente ayer leí esta reflexión, que va muy al hilo de lo aquí expuesto:
http://pijamasurf.com/2013/01/por-que-no-deberiamos-de-trabjar-mas-de-seis-horas/
¿Cómo vamos a poder cultivarnos, pensar, crecer, desarrollar otras partes de nosotros mismos si durante el día tan sólo tenemos tiempo de trabajar, y después consumir con el salario adquirido? Y llegamos a la pescadilla que se muerde la cola, ¿Cómo lo vamos a cambiar si no contamos con tiempo para ese espacio para la reflexión que nos hace llegar a conclusiones como esta?
Tengo ganas de leer el próximo capítulo.
Un saludo y gracias.
He leido la página a la que hace referencia IRUINDARRA y estoy de acuerdo con ellas y ese es el camino por el que hemos de andar para trabajar menos.
ResponderEliminarEn esta obra analizo el trabajo desde su encaje dentro del sistema económico en el que vivimos que ya tiene todo es aspecto de estar caduco.
Muchas gracias por ayudar a mantener esta página con vida
La política del decrecimiento y del reparto del trabajo irá cogiendo fuerza en esta época de crisis del sistema. Sin crisis no hay planteamientos radicales que sean tenidos en cuenta.
ResponderEliminarAlgún día estos planteamientos que suenan tan utópicos y minoritarios se podrán generalizar.
Salud
Aunque cada día traten de que hayamos de trabajar más por menos, poco a poco la población, y sobretodo la población joven, va adquiriendo conciencia de que la realidad del trabajo ha de cambiar
EliminarCon esta obra trato de dar argumentos para entender y empujar para que se dé este cambio que en buena medida por la propia crisis ya se está comenzando a dar.
HOLA a todos , creo que esto podría ser una solución a los tiempos venideros , pero creo que nos falta inteligencia y el posicionarnos en el lugar del otro para así poder empezar a dar los pasos necesarios.
ResponderEliminarDurante siglos a cada generación la han dado aguas de hipocresia y estupidez, en estos tiempos una parte importante de la población están bebiendo información y conocimiento y aliemnat poco a poco la solidaridad y la justicia social.
ResponderEliminarAsí todo va a llegar a poco que le ayudemos,