lunes, 28 de abril de 2014

Clases de trabajos.

La división del trabajo y la productividad interpretada desde los intereses que mueve la economía y la filosofía del sistema, han ido diseñando con el paso de los tiempos los distintos sectores de actividad productiva y los diferentes trabajos con los que nos encontramos.
    Para esta obra he modificado un tanto la visión más académica y la he resuelto conformando seis bloques en el que el mundo del trabajo y de la actividad económica personal y colectiva tiene distintas planes, cualidades y particularidades

El llamado sector primario:
    Es la más antigua de las actividades humanas. Se inició con la agricultura y la ganadería y en la actualidad son todas aquellas acciones que han tratado de modificar la disposición de la materia en la superficie de la tierra incluso extrayéndola de sus entrañas.
     Hasta hace unos pocos años, con la aparición de la industria la población rural alentada por las promesas de una vida mejor en las zonas urbanas, alentó que gentes de todas las edades salieran empujadas por el hambre y la miseria de las zonas en las que la tierra era la única forma de riqueza, que paradójicamente era propiedad de quienes no la trabajaban, Esta realidad todavía no la ha admitido la madre naturaleza.
     La población que ha quedado activa en el sector primario se resiste a abandonarlo y resiste mientras les dura la vida, pero la capacidad para trasladar toneladas de cualquier producto de una punta a otra de la tierra, sin reparar en costes y que permite que las producciones se hagan allá donde sin entrar a valorar sus razones porque el producto es mejor y más barato, lleva años encogiendo el sector.
     Paradójicamente se ha considerado un éxito económico, que como consecuencia de la maquinaria tractora y los avances químicos y biológicos, el trabajo en este sector se haya visto reducido y abandonado en las últimas décadas por una cuestión de costes y que además haya creado problemas de abundancia.
     Este era el sector en el que desde tiempos inmemoriales, la nobleza, los guerreros y los sacerdotes se apropiaban de una parte para alimentar su subsistencia y sus arcas de poder. En la actualidad es un sector que está absolutamente subvencionado para que pueda subsistir llegando al punto de que el trabajo que se hace ya no vale nada.
    Dicen que para que no suban los precios.
    Otra mentira más.
    Desenredarla necesitaba de muchas páginas.

El sector de los servicios.
     Le llaman el terciario pero es un poco más que el primario.
     Un sector que está dinamizado por la iniciativa privada y crece cada día, alentado por ese empuje que alimenta el sistema en una pelea incansable entre grandes y pequeños en todos los rincones.
      Es un sector en que por las características de que el producto es el propio servicio en su composición participa principalmente el trabajo la gran mayoría de las veces poco cualificado y de escasos conocimientos aunque necesite de inversiones y logística.
     Vienen a representar los servicios para hacernos la vida más fácil, pero en la necesidad de inventarse trabajos y servicios se ha llegado a un punto en el que los servicios que se ofrecen en su gran mayoría no sirven para nada y los que sirven y son necesarios se escatiman.
     Este sector está muy influenciado por la presencia de la mujer y del trabajo de la mujer y con todos los condicionantes que conlleva su participación: salarios bajos, sumisión y disciplina e interminables horas de trabajo en cualquier momento y ocasión.

El sector industrial y de producción:
    Dicen que es la base de la economía: aquella que le da asiento y estabilidad. Todos los objetivos políticos económicos y sociales se plantean tener una red industrial con valor añadido en este sector llamado secundario que es el que crea un empleo más estable.
     El mundo que en la actualidad conocemos en gran medida es producto de la revolución y del crecimiento de este sector que ha procurado un crecimiento de la producción de bienes de todas las clases y que se ha convertido en el motor de la rueda del consumo.
     Desde el comienzo de la civilización hasta la revolución industrial, en el vientre de la sociedad, trabajando duramente, podía producir poco más de lo imprescindible para su propia subsistencia y la de sus estructuras, trabajando mujeres niños y ancianos posibilitados, ahora con el crecimiento y el gran aumento de la productividad en este sector en el que se puede producir mil veces más que lo que la propia necesidad podría necesitar.
     Trabajar en las grandes empresas industriales es un privilegio de quienes están trabajando tienen mejores jornales y las fuerzas sindicales tienen una mayor fuerza en la defensa de sus intereses lo que hace que el trabajo sea considerado de otra manera.
     Las instituciones políticas están siempre pendientes de que a estas empresas industriales no les coja ni un mal resfriado.

El sector interventor y burocrático:
Es un sector que ha crecido pero que se ha desarrollado como si fuera una hiedra y ha logrado llegar e introducirse en todos los rincones de la sociedad.
     Su peso más importante está en manos del Estado.
     Llegar a entrar en el aparato necesita de estudios y pruebas muy concretas para las que una parte importante de la población se pasa años de su vida preparándose y luego les confiere un carácter que es muy difícil de dibujar.
     Son trabajos en los que la actividad es mínima y tiene significativos derechos y prebendas reconocidos.
     Los que nos vigilan y controlan, nos administran y gestionan.
 

El sector gestor y político.
Es un sector que ha crecido desmesuradamente en las últimas décadas. La causa de su desarrollo mastodóntico no ha sido por causas democráticas y sociales como se quiere hacer ver, sino para arrancar desde las ramas más altas de la organización social cualquier raíz que haya quedado agarrada a la democracia.
     Una parte importante de la población aspira a tener el trabajo es este sector que se ocupa de la cosa pública, aunque no sepa qué  hacer ni cómo hacerlo, que es lo más propio y genial. Para esta clase de trabajo no se requiere el conocimiento del trabajo que ha de hacer el trabajador, solamente es preciso saber hablar sin decir nada y explicar las cosas persuasivamente tratando de que se confunda la demagogia con la propaganda y se mienta con sinceridad.
     Aunque muchas veces el mérito está en estar callado.
     Esta tarea es agradable y bien pagada.
     Este sector es susceptible de extenderse indefinidamente: no sólo están los que dan órdenes, sino también los que dan consejos a cerca de qué órdenes deben darse y quienes aplauden y jalean a los que dan órdenes y a los que dan consejos para dar órdenes. 
     Desde las democracias occidentales este sector se ha repartido en dos grupos que ante cualquier problema dan dos clases opuestas de soluciones: los unos y los contrarios.

El sector que parasita.
Una clase de población que no trabaja y sin embargo se queja.
     Es un sector muy importante que además es el más respetado entre las gentes merced a su posición a sus derechos y propiedades. No aportan trabajo al sistema pero se les remunera con rentas e intereses que otros pagan para ellos. Tienen un cúmulo de derechos económicos y propiedades,  por lo que se supone trabajaron ellos o sus ascendientes en pasados años que exige que otros trabajen con lo que es o fue suyo o con sus dineros y que a su vez a ellos se les permita vivir sin trabajar.
 
     Este escalado no es inocente.
     En cada uno de sus peldaños hay una gente concreta.
     La población sabe que si tienen un propósito de crecer personal, social y económicamente no lo puede hacer dentro del sector al que pertenece, que ya lo conoce y sabe de sus posibilidades sino saltando al peldaño siguiente.
      En el subconsciente social se reconstruye más o menos este escalado y la pertenencia a uno de ellos marca el inicio de la escalada cuando ya desde niños sus padres los empiezan a educar para que de mayores trabajen de ministros. Cuando se demuestra que ninguno de ellos llegará a ministro y entonces tienen que elegir entre los diferentes peldaños a los que pueden subir cuando sean mayores.
      Puede parecer una exageración, pero es muy posible que el mayor enemigo de los trabajadores sean los propios trabajadores. En pocas ocasiones, según a que sector pertenezcan, se identifican los unos con los otros, muchas veces ni siquiera de palabra.
     Siempre hay una disputa de derechos y privilegios de los unos sobre los otros aunque estén tan solapados y ocultos que muchas veces ellos los desconocen.

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